martes, marzo 29, 2005

Gustos Tibios

Que triste es tener la vida tibia, donde no sabemos si lo que queremos es que queme o que congele... tal vez queremos ambas, tal vez no queremos ninguna.
Un estado así llena mi alma en estos días, en estas ventanas, en estas guitarras cargadas de amor... ¿Cómo puedo resignarme a ser del montón? yo no quiero ¿y vos?... Siempre pasa que, tarde o temprano, terminamos llevando las riendas de la vida de otras diez mil personas, creyendo que nos siguen; ¡pero no!, somos nosotros los que no innovamos, somos nosotros los que nos quedamos con las ideas de diez mil personas... somos nosotros los que nos estamos olvidando.
Antes que nada le quiero dar las gracias a tantos seres llenos de luz que se han acercado a mi vida y -de una u otra manera- han ayudado a hacer más fuerte mi alma. Sin ir más lejos, entonces, le doy infinitas gracias a mi Manuela Giraldo, mis padres, mi familia, mis amigos (rescatables: miles, nombrables: muchos... acá algunos pocos: Diego Franco, Giovanna Barazzutti, Diana Peláez, Simón Insignares, Miguel Soler, Beatriz -la tata-, Nando-César-Pacho-"Manita" y la familia HT, Alejandro Duque, Verónica Garcia, Carlos Gallón -quesito-, José -el ñoño cool-... Aún se quedan muchos por fuera...) y a tantas personas que, sin ser amigos, llenaron vacíos, borraron marcas duras y me soliviaron la vida.
Desde luego esto es mucho para mí; dejar de tener una vida tibia es una meta, pero si quiero levantarme todos los días con mi frente en alto tengo que prender la tina ... o apagarla, pero no más tibiezas...
Un poema con algo de antigüedad, sin explicaciones... así, con un deseo inmenso de ayudarle a alguien más a hacernos la vida más liviana...

Confidente

Me encantaría ser tu confidente
y así descubrir qué te estremece
a qué le temes y a qué le huyes
ser tu confidente y mucho más,
vivir siempre en ti y nunca en mí
me gustaría ser tu confidente

y no necesitar ser nadie más

Daniel.